Campamento

08 diciembre, 2012


Hace unos meses, una amiga mía, quien es una fotógrafa entusiasta de la naturaleza, decidió pasar un día y una noche en un bosque cercano a la ciudad. Quería fotografiar los árboles y la vida silvestre sin interrupciones para completar su portafolio. No tenía miedo de estar a solas, porque ya había acampado muchas veces antes sin compañía alguna.

Armó su tienda en medio de un pequeño claro y pasó el día tomando fotos. Lleno cuatro rollos fotográficos en ese viaje, pero cuando los envió a revelar, vio cuatro fotos que la desconcertaron. Esas cuatro fotografías habían sido tomadas desde el interior de la tienda, mostrándola a ella, completamente dormida, en la mitad de la noche. 


La cinta

07 diciembre, 2012


Una traducción original más, un poco antes del fin del mundo.

Durante el verano de 1983, en un tranquilo pueblo de Minneapolis, Minnesota, se encontró el cuerpo carbonizado de una mujer dentro del horno de una estufa en una pequeña granja. En la cocina, también se encontró una videocámara, montada en un tripié apuntando hacia la estufa. En ese momento, no se encontró cinta alguna dentro de la cámara.

Aunque originalmente, la escena fue descrita por la policía como un homicidio, más tarde una cinta VHS sin etiqueta fue encontrada en el fondo del pozo de la misma granja (el cual, aparentemente, se había secado unos meses antes) cambiando por completo la perspectiva del caso.

A pesar de estar deteriorada y del hecho de que no tuviera audio, la policía pudo ver el contenido de la cinta. En ella, se mostraba a una mujer parándose frente a la videocámara (aparentemente usando la misma cámara encontrada en la cocina). Después de ajustar la cámara para incluir en la toma a la estufa y a sí misma, encendió el horno, abrió la puerta y se metió dentro, cerrando la puerta del horno tras de sí. 

Durante los ocho minutos siguientes, el horno se agitaba violentamente, mientras un denso humo negro emanaba del interior. Los 45 minutos restantes de video, antes de que la cámara se quedara sin baterías, mostraban una toma estática de la cocina sin cambio alguno.

Para evitar alertar a la comunidad, la policía nunca filtró ninguna información acerca de la cinta, ni siquiera el hecho de que esta había sido encontrada. No podían determinar quién podía haber arrojado la cinta al pozo o por qué la estatura y edad de la mujer del video no coincidían en absoluto con el cuerpo encontrado dentro del horno.


Pulseras



En los Estados Unidos, cada vez que te internan en un hospital, colocan en tu muñeca una pulsera blanca con tu nombre, para poder identificarte. Sin embargo, existen otras pulseras de colores diferentes, que simbolizan ciertos padecimientos o condiciones médicas. Por ejemplo, las pulseras rojas son colocadas en las muñecas de las personas que acaban de fallecer.

Un joven cirujano, que trabajaba en el turno de noche en un hospital académico, acababa de salir de una operación y se dirigía al sótano. Entró en el elevador, donde sólo había una mujer y entabló una plática casual con ella, mientras el aparato descendía.

Cuando la puerta del elevador se abrió, ambos observaron como otra mujer estaba a punto de entrar y entonces el doctor, de manera precipitada, apretó el botón para cerrar la puerta y presionó rápidamente el botón correspondiente al último piso.

Sorprendida, la mujer reprendió al doctor por su descortesía al no permitir a la otra mujer subir al elevador. El doctor explicó: “Esa es la mujer que acabo de operar. Murió durante la operación… ¿No vio la pulsera roja que llevaba en la muñeca?”

La mujer sonrió, levantó su brazo y dijo: “¿Era una como ésta?”


Sarah O' Bannon


Antiguamente, a los ataúdes se les hacía un agujero, conectado a un largo tubo de cobre y a una campana. El tubo permitiría respirar a las personas que fueran tomadas por muertas y enterradas aún con vida.

Una noche, en el cementerio de cierto pueblito, el enterrador local escuchó el tañido de una campana. En ocasiones, los niños trataban de jugarle una broma, y en otras, lo que escuchaba era sólo el viento. Decidió ver cuál era la causa del sonido y se dio cuenta que esta vez, no era ninguna de las dos. Una voz que provenía desde lo más profundo, rogaba por ser desenterrada.

"¿Eres tú Sarah O'Bannon?” Preguntó el hombre.

"¡Sí!" Contestó la enmudecida voz.

"¿Naciste el 17 de septiembre de 1827?"

"¡Sí!"

"La lápida dice que moriste el 20 de febrero de 1857."

"¡NO! ¡ESTOY VIVA, FUE UN ERROR! ¡DESENTIÉRREME, LIBÉREME!"

"Lo siento, señorita" dijo, mientras arrancaba la campana y cubría el tubo con tierra. "Pero ya estamos en agosto. Sea lo que sea, estoy endemoniadamente seguro de que ya no está viva… y de que tampoco volverá a subir."


Amor Maternal


Una tarde, una pareja regresaba de un largo viaje, cuando a lo lejos vio a una mujer en medio de la carretera haciendo señas para que se detuviera.

La mujer le dijo a su esposo que siguiera conduciendo porque el detenerse en medio de la carretera podría ser muy peligroso, pero el hombre decidió reducir la velocidad y averiguar qué quería decirles la mujer que pedía ayuda. En cuanto se acercaron, notaron que la mujer tenía cortadas y moretones en la cara, así como en gran parte de los brazos. Decidieron parar para ver si podrían ser de ayuda.

La mujer herida pedía auxilio desesperadamente, pues les contó que había tenido un accidente automovilístico y que su esposo e hijo, un recién nacido, seguían dentro del auto que estaba hundido en un gran bache. Agregó que su esposo parecía estar muerto, pero su hijo aún daba señales de vida.

El hombre decidió bajar del auto e intentar rescatar al bebé, diciéndole a la mujer del accidente que esperara con su esposa dentro del vehículo. Cuando llegó al lugar, notó que parecía haber dos cuerpos en los asientos delanteros, pero no reparó en eso y rápidamente sacó al bebé del asiento trasero para llevárselo a su madre.

Cuando regresó a su propio vehículo, no pudo hallar a la mujer herida, así que preguntó a su esposa dónde había ido la madre del bebé. Sorprendida, su esposa le respondió que la mujer corrió detrás de él hacia el lugar del accidente.

El hombre regresó al automóvil accidentado a buscarla, donde se dio cuenta que el piloto y el copiloto estaban irremediablemente muertos, y uno de ellos era, sin lugar a dudas, la mujer que pedía ayuda.

The Hitchhiker por xXIncendiaXx

No mires a Mandú

02 agosto, 2012


Respira profundo y ten paciencia, tranquilo, él no está detrás de ti. En este mismo momento Mandú está en tu habitación, él está a la vista desde donde estés leyendo esto; no trates de buscarlo, se molestaría. Mandú es el ser que trata de hacerte daño en tus pesadillas más terroríficas, por lo tanto es recomendable que trates de despertarte lo más rápido que puedas en cada una de ellas. También Mandú es el espíritu de las personas a las que alguna vez hiciste daño, por lo que Mandú buscara venganza. Mandú es ese miedo que tratas de evitar, lo que no quieres ver, lo que no quieres sentir, Mandú es el fuego que tratas de evitar del infierno y el cuchillo del que evitas ser víctima.

En este momento Mandú se acerca lentamente a ti, NO MIRES, quédate quieto, repito, a Mandú no le gusta que lo busquen. Ese nerviosismo que sientes de pies a cabeza indica que Mandú no debe de estar muy lejos, no trates de recordar traumas por que Mandú los revivirá, no pienses en tus peores miedos porque Mandú los hará realidad.

En lo que te pasas la saliva por la garganta y el escalofrío de tu nuca se hace presente, Mandú está pensando en qué hacerte, en cómo saciar la venganza de las personas afectadas por tu persona. ¿Adivina qué? Mandú está justo arriba de ti, NO MIRES ARRIBA y evita cualquier cosa que pueda reflejarlo (vidrios, espejos, vasos).

Si sigues leyendo esto, tuviste suerte, Mandú sigue pensando en qué hacerte en este momento, quizás te quite la lengua para que no lastimes a nadie más con tus palabras, te arranque las manos para que no golpees a nadie, te quite los ojos para que no veas cosas ilícitas. Todas las personas, sin saberlo, pueden ser víctimas de Mandú, porque toda la humanidad se hace daño a sí misma, y Mandú tiene que cumplir su trabajo.

¿Sabes de las personas que se suicidaron? nunca se hicieron daño a sí mismas, fueron víctimas de Mandú. ¿Personas que murieron en accidentes? Mandú.

Puede que en este momento o después, mueras ahogado, asfixiado, sufras un accidente, o cualquiera de las peores muertes que puedas sufrir, Mandú habrá cumplido su venganza.

Ya es muy tarde para ti, debiste haber sido una persona de buen corazón...



Retratos

11 junio, 2012




Después de un largo día de caza, un hombre se perdió en un inmenso bosque. Estaba oscureciendo, así que empezó a avanzar en una sola dirección para salir del bosque y orientarse. Después de caminar mucho, encontró una pequeña cabaña. Se dio cuenta que si seguía caminando, caería la noche y el seguiría atrapado en el bosque, así que decidió quedarse en la cabaña.

Entró, y no había nadie dentro. Se desplomó en la única cama que había, y a la mañana siguiente le explicaría al dueño lo que pasó. Se asombró por la decoración de la cabaña, estaba llena de retratos muy raros, con caras y personas horrorosas. Estaban llenas de maldad y odio. El cazador se acostó mirando a la pared, para no ver las horroríficas caras de los retratos. Curiosamente, el fondo de la mayoría de los retratos era igual a las afueras de la cabaña.

A la mañana siguiente, despertó cegado por una luz que le daba justo en la cara. Se dio vuelta y vio que la cabaña no tenia ningún retrato, solo tenía ventanas.

Los 12 sonidos

16 abril, 2012

Corría el año de 2005 y recién había obtenido suficiente dinero como para poder pagar una buena conexión de Internet. Estaba muy emocionado debido a la cantidad de música y videos gratis que estaban a mi disposición. Esa tarde, me la pasé bajando juegos y música, pero ya entrada la noche, mis intereses se volvieron un poco más obscuros. Sin ninguna preocupación, decidí seguir mis instintos… Grave error.

Buscando ente diversos programas, psicofonías y relatos de terror, me topé con un archivo bastante peculiar llamado “Rec06.mp3” y lo que realmente me orilló a descargarlo fue la interesante etiqueta que tenía debajo. En la descripción del archivo, se leía la siguiente oración: “Este es parte de los 12 sonidos del archivo original de Odeo Takashima, si tienes alguno de los otros 11, no dudes en contactarme”.

 -¿Los 12 sonidos?- pensé. –Suena a algo bastante interesante como para entretenerme un rato-.

Al reproducir el archivo, escuché lo que se podría definir como una especie de ronquido o gruñido de algún ser vivo, como la respiración bastante dificultosa de un ser que agoniza, acompañado de ciertos toques macabros que me erizaron todos los vellos del cuerpo.

Pensé en abandonar mi búsqueda, cuando vi que el archivo no se había descargado solo. Éste estaba acompañado con una advertencia en formato .txt que abrí casi inmediatamente. Dicha advertencia me dejó bastante intranquilo.

“Ahora que has reproducido uno de los 12 sonidos, prepárate para lo peor. Dice la leyenda que si no reproduces el archivo Rec08.mp3 después de escuchar alguno de los otros 11, tu vida se volverá un infierno. La leyenda es cierta y te confesaré que he disfrutado mi última hora de vida.”.

¿Que podía pensar en ese momento? ¿Es acaso una broma de muy mal gusto? ¿Un tipo sin nada mejor que hacer con una conexión a Internet? Mi cuarta idea estaba a punto de llegar, cuando unos ruidos muy extraños comenzaron a hacerse notar.

Fuera de mi ventana había un pasillo muy poco iluminado y en esa maldita noche en especial se veía más tétrico que de costumbre. Juro que había siluetas afuera, como si hubieran escuchado ese sonido y hubieran acudido a su llamado infernal. Comencé como loco a buscar el archivo Rec08.mp3 en el mismo servidor donde estaba alojado el original que descargué. Para mi sorpresa, el usuario que lo había subido dejó de hacer actualizaciones en el 2003. Adivinen por qué... Había muerto.

Creí que era una broma muy pesada y que era más de lo que yo podía tolerar, pero en cuando intenté apagar mi PC, un mensaje de la misma computadora me llenó de terror: “El Archivo Rec06.mp3 no puede cerrarse”. El sonido empezó a reproducirse de nuevo y traté de apagar las bocinas sin éxito. Los ruidos afuera comenzaron a hacerse más cercanos y comencé a distinguir voces y murmullos. 

El miedo me impedía mirar fuera. Las luces de mi habitación comenzaron a fallar y sin embargo, la PC no se apagaba. Ese maldito sonido parecía elevar su volumen conforme pasaban los segundos, que parecían eternos, ya que no tenía idea de lo que debía hacer. Comencé a rezar en todos los idiomas que se me ocurrieron y me encomendé a todo lo bueno que conocía. Mi PC funcionó de nuevo y busqué desesperadamente el archivo que debía poner fin a todo.



Encontré varias copias falsas del “Rec08.mp3”,   lo cual sólo aumentó mi frustración y mi miedo ante lo que estaba fuera de mi habitación. Pasadas casi dos horas, empezó a llegar hasta mí un olor nauseabundo similar al de carne en estado de putrefacción. Sentía que las cosas iban a ponerse peor. Quise salir a enfrentar a lo que fuera que estuviese ahí, pero para mi sorpresa la cerradura se había trabado y fuera solo veía luces siniestras danzando como si compitieran por ver cuál me asustaba más. Estando lejos de mi PC, ya casi al borde de la locura, empecé a escuchar un sonido muy extraño… como si una niña se lamentara por algo y esto le causara mucho dolor.

Los demás sonidos fueron cesaron y esas luces macabras dejaron de danzar. El llanto de la niña las había ahuyentado y noté para mi sorpresa que el archivo estaba activo en mi reproductor de audio. Era uno de los supuestos “Rec08.mp3” que había encontrado. Aún intranquilo, noté que todo funcionaba como antes y que ya no había nada afuera.

Ahora menos preocupado, apagué mi PC, pero decidí no borrar ninguno de los 12 archivos que encontré esa maldita noche… Después de todo, debe haber alguien que desee experimentar esa horrible sensación.

Abajo encontrarán el link de descarga de "Rec06.mp3", es parte de los 12 sonidos del archivo original de Odeo Takashima. Si quieren alguno de los otros 11, no duden en contactarme. 

Felices pesadillas.


Para los que se pregunten quién fue Odeo Takashima:



Este chico fue uno de los primeros japoneses en obtener un reproductor de mp3 en el 2002. Lamentablemente, cuando estaba estrenándolo de camino a su hogar, sufrió un accidente de tránsito que le causó una muerte lenta y dolorosa. Cuando subió al autobús que lo llevaría hasta su hogar, comenzó a grabar alegremente el recorrido, para después escucharlo.

Mientras tanto, un conductor impertinente golpeó con un camión de construcción repleto de varillas de acero la parte lateral derecha del autobús. Una varilla de acero de 10 metros le atravesó el cráneo de lado a lado, mientras otras 6 se incrustaron en el resto de su cuerpo.

El reproductor de mp3 quedó intacto, pero cuando un forense curioso lo conectó a una PC, descubrió que dentro no había un archivo de grabación, sino 12 archivos que según se dice, juntos forman un audio en el que se puede escuchar el momento preciso en que el autobús es impactado por el camión de construcción, así como los gritos de agonía de Odeo y de las otras 17 personas que murieron esa trágica tarde de marzo.



La Canción de Hypno

Hypno es uno de los personajes de la popular franquicia japonesa Pokémon, desarrollada por la compañía de videojuegos Nintendo en 1996. 


Se trata de una criatura amarilla con una larga nariz, orejas en punta y un pequeño péndulo en su mano izquierda. Al ser un pokémon de tipo psíquico, Hypno tiene el poder de inducir a sus víctimas al sueño por medio de la hipnosis (de ahí su nombre) dentro de las famosas batallas pokémon. 

Pero ¿qué hace Hypno fuera de ellas? Una teoría dice que se dedica a raptar niños con fines desconocidos.


Esta canción, conocida como Hypno’s Lullaby o “La canción de cuna de Hypno” se trata de un canto inquietante, pero a la vez somnífero que nos invita a caminar a través del sendero, de la mano del hábil hipnotista:

Come little children, come with me
Safe and happy, you will be
Away from home, now let us run
With Hypno, you'll have so much fun

Oh, little children, please don't cry
Hypno wouldn't hurt a fly
Be free to frolic, be free to play
Come with me to my cave to stay

Oh, little children, please don't squirm
These ropes, I know, will hold you firm
Now look to me, the pendant calls
Back and forth, your eyelids fall

Oh, little children, you cannot leave
For you, your families will grieve
Minds unravelling at the seams
Allowing me to haunt their dreams

Do not wail and do not weep
It's time for you to go to sleep
Little children, you were not clever
Now you'll stay with me forever

La traducción sería más o menos así:

Vengan pequeños niños, vengan conmigo
Seguros y felices estarán
Lejos de casa, ahora debemos correr
Con Hypno, tendrán mucha diversión

Oh, pequeños niños, no lloren por favor
Hypno no mataría ni a una mosca
Son libres de divertirse, son libres de jugar
Vengan conmigo y quédense en mi cueva

Oh, pequeños niños, quédense quietos por favor
Estas cuerdas los sujetarán fuertemente
Ahora mírenme, el péndulo los llama
Atrás y adelante, sus párpados caen

Oh, pequeños niños, no pueden irse
Por ustedes, sus familias llorarán
Al mismo tiempo sus mentes se abrirán
Permitiéndome sus sueños tocar

No lloren ni se lamenten
Ya es hora de ir a dormir
Pequeños niños, no fueron astutos
Ahora se quedarán conmigo para siempre

Este es el video original de la canción:


¿Cuáles serán las verdaderas intenciones de Hypno? Júzguenlo ustedes mismos.

Aggie

03 enero, 2012

Esta es una traducción más para una historia un poco larga, pero bastante extraña... espero que les guste.


Los niños son criaturas fascinantes. No puedo dejar de maravillarme de la manera en la que actúan y piensan. Sus mentes pueden ser moldeadas muy fácilmente, sin ningún esfuerzo, como la plastilina más suave en la más fuerte de las manos. Me preocupa nunca llegar a entender a esta niña, es decir, cómo pensaba.

Estas cosas pasaban por mi mente mientras examinaba la habitación levemente iluminada. Las puertas y ventanas estaban clausuradas con esa cinta amarilla que usan en las escenas de un crimen, el pegajoso desastre en el suelo estaba siendo analizado por el equipo forense.

El sitio que tenía enfrente era espeluznante, lo que alguna vez fue una niña de ocho años yacía en el suelo. Uno no podría decir con exactitud qué era a primera vista. Su cabeza apenas estaba unida a la columna vertebral, colgando grotescamente hacia un lado, con el líquido escarlata coagulado debido al paso del tiempo. Un ojo estaba fuera del cráneo, perdido unos metros más allá. Había un hueco donde antes estaba su estómago, como si hubiera sido arrancado a mordiscos por una bestia, mientras que los órganos aparecían esparcidos a su alrededor. Unas horribles marcas de cortes adornaban sus pequeñas muñecas, manos y dedos, llenos de costras de sangre. Claramente, alguien o algo la quería muerta. Sus padres y su abuela estaban en condiciones similares, dispersos por toda la sala.

El lugar era un verdadero baño de sangre. Me hizo volver el estómago. Evidentemente hubo una lucha. Juguetes, muñecas, títeres, revistas, vidrios rotos y ladrillos habían sido arrojados sobre el macabro espectáculo. La sala parecía combustible para pesadillas.Quedé enmudecido por el olor a sangre y entrañas. Aparentemente tenían tres días de muertos, aquello era demasiado para mí.

Un tanto mareado, me di la vuelta y me alejé de la escena. Quizá en alguna otra parte de la casa encontrara algo aún más vomitivo. Una vez que pasó el malestar me sorprendí a mi mismo subiendo las escaleras, hacía lo que parecía el cuarto de una niña. Ahí no había señal de lucha, todo estaba en su lugar… excepto por una cosa: Un cuaderno.

Era un cuaderno escolar común y corriente, tirado en el suelo. Lo levanté lentamente, dándole vuelta en mi mano. Estuve a punto de entrar en estado de shock. Estaba cubierto por letras sanguinolientas, extraños símbolos y signos. Había una cara dibujada sobre el papel, prácticamente en cada una de las páginas. Era una cara torcida, parercía estar cosida. Los ojos estaban rellenos con pequeñas líneas a través de ellos, como si fueran botones. Me parecía familiar, pero era incapaz de recordar por qué. Un pequeño pedazo de papel cayó de entre las páginas. Me agaché para recogerlo.

“No temas, mi niño, yo alejaré a los espíritus,
Te mantendré a salvo durante la noche, seré tu amiga todos los días,
Cuando se trata de amistades, tengo muy pocas,
Así que no me dejes, querida, o mi corazón se partirá en dos.”

Aquello no se veía bien. Le dí la vuelta al papel y leí el reverso:

“Muñecas Preocupadas de Madame Zoh
Tus amigas hasta el final.”

¡Qué extraño! Me puse a hojear el cuaderno de nuevo, esta vez desde el principio. Parecía un diario normal, había descrpciones de sus amigas de la escuela, discusiones con sus padres, pero una cosa llamó mi atención:

“Mi abuelita me regaló una muñeca en mi cumpleaños. Es bonita, pero me da miedo. Mami me dijo que no podía regalarla. Creo que no la quiero…”

Un par de días después había una entrada similar:

“Guardé la muñeca que me regaló mi abuelita en un cajón. No me gustan sus ojos, me ve enla noche… me asusta mucho."

Había muchas más como esa.

“La muñeca me sigue a donde voy. Su cabeza da vueltas. Ninguno de mis muñecos había cobrado vida antes… es raro, pero no está mal.”

“Llamé a mi muñeca Aggie. No es tan mala. Ella me dijo hoy que vamos a ser buenas amigas.”

“A Aggie no le gusta mi mamá, ni mi papá, ni mi abuelita. No sé por qué. Creo que es porque piensan que juego mucho con ella.”

Las entradas se volvían cada vez más perturbadoras mientras seguía leyendo.

“Aggie me hizo enojar mucho hoy. Dijo cosas muy feas sobre mi mamá. No se callaba y le arranqué un ojo. Eso no le gustó nada, pero me disculpé después…"

“Aggie es mi mejor amiga.”

“Adoro a Aggie.”

“Odio mis papás.”

“¡Ayuda!”

Después de la última entrada, no había nada más que garabatos y símbolos.

Un frío recorrió mi espalda. Sentí el ácido del vómito subiendo por mi garganta. Algo estaba terriblemente mal.

He estado en la habitación por horas sin haberme dado cuenta. Bajé precipitadamente por las escaleras tan rápido como pude. La casa estaba vacía: los investigadores ya no estaban ahí, lo único que quedaba eran charcos de sangre y el desorden sobre el piso. Los cuerpos ya habían sido retirados.

Eché una mirada alrededor de la sala, mis ojos se detenían sobre cualquier cosa que pudiera tener un significado.

“Ella se lo hizo a sí misma, ya sabes…”

Estuve a punto de cagarme encima con el sonido de una voz fantasmal de mujer. Sonaba como si estuviera frente a mí, vieja y ancestral. Miré a mi alrededor, buscando el origen de la voz y me detuve bruscamente en la muñeca que había visto antes. Le faltaba uno de sus ojos de botón.

No. –Me dije a mí mismo –No, no, no… es imposible. La voz regresó.

“Ella lo hizo sola.”

No había movimiento, pero el sonido venía de la muñeca. Me sentí como un loco por hacerlo, pero le pregunté: “¿Aggie?”

“Sí” Me respondió la voz, casi satisfecha de que le dirigiera la palabra.

Fue suficiente para mí, no pude soportarlo más, vomité. Esto se había salido por mucho de mi control.

“Oh, querido” me dijo, “pobrecillo… ven y siéntate aquí, no te sientes nada bien.”

“¿Qué demonios?” balbuceé, pidiendo a Dios que aquello fuera un sueño.

Sin embargo, pregunté: “¿Se lo hizo ella misma? ¿Qué fue lo que se hizo? ¿Quién?”

“Sí, la niña. Ella hizo todo esto, yo lo vi todo, mató a su familia, uno a la vez. La abuela fue la primera, ella usó sus pequeñas manitas.”

La cabeza de la muñeca colgaba de un lado a otro, como si alguien la moviera.

“Los cortó en pedacitos. Luego siguió ella, se arrancó un ojo, ya sabes… yo lo vi. Luego se abrió la garganta… la posesión es una cosa sorprendente… antes de que se diera cuenta, ya se había desgarrado las entrañas como un pescado… eso se ganó la pequeña perra.”

No podía creer lo que estaba sucediendo…  Me estaba hablando un maldito títere, una muñeca, un juguete; hablaba y se movía. Un terrible asesinato descrito como un juego, era algo horrible, pero a la vez seductor. Tenía que estar loco, sin duda. Me acerqué para escuchar mejor y para preguntarle:

“¿Por qué?” dije, mientras la confusión se reflejaba en mis cejas. La muñeca se limitó a sacudir la cabeza.
“Shhh… no hagas preguntas, todo estará bien.”

Una ráfaga de aire caliente llenó mi cabeza, mi mente se quedó repentinamente en blanco, mis párpados se sentían cansados y se cerraban, estaba perdiendo el control. Súbitamente, mis manos se levantaron en dirección a mi camisa, mis dedos arañaban mi propia carne. Dolía mucho, pero no quería parar.

“No cuentes mi secreto” me susurró Aggie, y lo único que hice fue asentir.

Mis uñas comenzaban a cavar en mi piel, la sangre comezó a aparecer a través de mi camisa. En segundos, mis dedos ya estaban incrustados en mi carne, los primeros dos nudillos se hundían cálidamente. Aquello dolía, muchísimo, estaba al rojo vivo…

“No” Intenté detenerme, pero era incapaz de controlar mis movimientos. “¡No!”

Mi carne cedía, los músculos se dividían. Ella me había atrapado… completamente, mientras sentía la presión de mis órganos contra los músculos y membranas. Era suficiente, pero no podía detenerme.